Los cartagineses, al mando de Aníbal Barca, asediaron Sagunto en el año 219 antes de Cristo, violando el tratado establecido con Roma tras la primera Guerra Púnica. Los saguntinos enviaron emisarios a Roma solicitando ayuda militar, pero Roma vaciló y no se decidió a actuar. Los libros de historia relatan que «cuando los saguntinos se convencieron de que sus aliados, los romanos, no les socorrían en aquel lamentable estado, tomaron una determinación desesperada, […] morir antes que entregarse». Tras un sitio de ocho meses la ciudad fue saqueada y arrasada, y así comenzó la segunda Guerra Púnica.
Este hecho histórico permanece vivo en la memoria colectiva de Valencia, en la de España y también en la de Italia. Vicente Blasco Ibáñez recreó la pérdida de Sagunto en su novela Sónnica la cortesana, y el compositor Salvador Giner, también valenciano, dedicó una ópera a la heroica defensa de los saguntinos. Una locución latina hace referencia a la indecisión de Roma: «Dum Romae consulitur, Saguntum expugnatur»: mientras Roma discute, Sagunto es conquistada.
Busque el lector los paralelismos que prefiera, pero es evidente que por mucho que Trump, Orbán y su fiel Abascal contorsionen la realidad, la agredida es Ucrania (Sagunto) y el agresor es Putin (Aníbal). También es innegable que, hasta hace poco, el papel de Roma lo ejercían EE. UU. y Europa, pero ahora, mientras ‘Roma’ discute, el peligro está en que ‘Sagunto’ sea derrotada y el autócrata del Kremlin se sienta con las manos libres en Europa.
El papel de Abascal en la ecuación es grotesco y con ribetes de perversidad. Si yo simpatizara con Vox, lo que no es el caso, mi nivel de perplejidad sería inmenso. No sólo por la indigencia ideológica y moral que defienden, sino por su sesgo iliberal, antieuropeo, anti atlantista e incluso antiespañol: el tradicionalismo de los que siguen «la fe muerta de algunos vivos». Quién le iba a decir a don Santiago (y cierra España) que acabaría reverenciando a un WASP como Trump: blanco, anglosajón, protestante… y ex cliente de la actriz porno Stormy Daniels.
Abascal no se inmutó ante el saludo nazi de Bannon en la Conferencia de Acción Política Conservadora. No se le oye una palabra en contra de los aranceles que Trump aplicará a España. Tampoco se queja del cierre de la página web y de las redes sociales en español de la Casa Blanca, a pesar de que hay más población hispanohablante en EE. UU. que en España.Y permanece «impasible el ademán» ante las deportaciones masivas que afectan principalmente a hispanos. Ni siquiera respeta su propio programa electoral, donde afirmaba que «España no puede renunciar a ser el epicentro de esta comunidad fraterna de naciones libres y soberanas que conforman la Iberosfera. Nada de lo que ocurra en sus países integrantes puede ser distante o extraño para España». Bonitas palabras frente a inhumanas realidades.
Abascal es, de alguna forma, la imagen especular en versión anti woke de Pedro Sánchez. Ambos suscriben la famosa frase de Groucho Marx: «Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». Y así andamos, con un gobierno atrápalo-todo, que pretende al mismo tiempo ser atlantista y anti-OTAN, demócrata y autocrático, defensor del estado de derecho (cuando le conviene), pero dispensador de amnistías para quienes quiebran el estado de derecho; demasiadas similitudes con el indulto de Trump al friki con casco de vikingo y cornamenta que encabezó el asalto al congreso de EE. UU. Abascal y Sánchez, en su ya cansina batalla entre ‘trumpismo’ y ‘wokismo’, tienen más en común de lo que aparenta a primera vista. Se retroalimentan mutuamente y coinciden en su íntimo deseo de arrinconar y vaciar de contenido al estado social y democrático de derecho.
No sé lo que habría acontecido si la defensa de Sagunto hubiera estado en manos de Abascal o Sánchez. Visto lo visto, no es descabellado imaginarles rindiéndose el primer día del cerco y ofreciendo pleitesía al sólido liderazgo de Aníbal. Quizá, a cambio, habrían recibido fondos para la próxima campaña electoral o un puñado de votos para mantenerse en el poder… Invirtiendo los términos de la frase del contralmirante Méndez Nuñez, podrían haber pensado que «Más vale barcos sin honra, que honra sin barcos».
Gandia, 4 de marzo de 2025.
Este artículo se publicó originalmente en la edición de La Safor del Levante-EMV el 11 de marzo de 2025. Fotografía: vista del castillo de Sagunto.